El buen tono del paso del bastón de mando a Rosario Álvarez Otero no estuvo exento de críticas al alcalde.
diariodeleon.es
m.c. cachafeiro | león
«Ay Charuca, me has dado con la chiruca». El buen tono, no exento de crítica constructiva, reinó ayer en la celebración de las Águedas que, fieles a la tradición, tomaron el mando de la ciudad en una fiesta que ha sido recuperada en León en los últimos años, y en la que el primer edil de la ciudad, Emilio Gutiérrez, cedió su bastón a la Águeda Mayor de este año, Rosario Álvarez Otero.
El alcalde, entre la Águeda 2012, Ana García Merayo, y la Águeda Mayor, Rosario Álvarez Otero.bruno moreno |
Pero, sin duda, quien demostró mando en plaza fue Rosario Álvarez Otero, la Águeda Mayor del 2013, mujer de armas tomar que en buen tono reprochó al alcalde «que nos persigan los impuestos» y al que pidió que fuera comprensivo y transparente «hasta en el color de la chaqueta». Así criticó que las mujeres a veces no puedan ir en tacones en la ciudad por culpa de las obras, o que tengan que dejar el coche en el extrarradio para no pagar la ORA... «Ay Charuca, me has dado con la chiruca», respondió el alcalde entre risas de las asistentes que, vestidas con trajes regionales, llenaban ayer el Salón de Plenos de San Marcelo.
El discurso del alcalde de León no fue uno más. Lo sacó de un bolsillo y lo leyó con todas sus pausas. Emilio Gutiérrez aprovechó ayer la celebración de la festividad de las Águedas para reivindicar que no todos los políticos «somos iguales», en alusión al creciente descrédito de la actividad pública y en un día muy convulso para su propio partido, con un Comité Ejecutivo en Madrid con la plana mayor del PP en el ojo del huracán después de que se publicara la presunta lista secreta de pagos en negro por parte de Luis Bárcenas.
Tras recordar la historia de la santa, que prefirió el martirio y mantener su fe. Su ejemplo, añadió, es hoy más vigente que nunca, en estos «tiempos convulsos». «Debemos tener principios. Más pronto que tarde, habrá justicia social», añadió Gutiérrez, que también habló del primer gran problema que tiene hoy España: el paro. «Por eso debemos valorar nuestras costumbres. Las cosas van a mejorar», aventuró.
El tramo final de su discurso fue para las mujeres, como madres, esposas e hijas. Un canto «a las señoras con mayúsculas, independientemente de su edad». «Madre solo hay que una y estamos muy orgullosos», concluyó el primer edil, al que acompañaron varios concejales de su equipo de gobierno.
En un posterior encuentro con los medios de comunicación, confirmó que había sido plenamente consciente de ese discurso y del día que lo decía. Así reivindicó el buen nombre de la política, como también hizo Herrera un día antes, al tiempo que volvió a ofrecer al Ayuntamiento para un acuerdo en materia de Bomberos.
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