AUGUSTO BLANCO |
Allí arriba, donde el cielo está más cerca y parecen tocarse las nubes cuando el día no está despejado, todo se ve distinto. Siempre. Da igual la época del año. Pero es ahora, tras las copiosas nevadas y las últimas heladas, cuando el paisaje roza la ilusión y ofrece una estampa tan antológica que parece ficticia. Un reino de hielo. Eso es La Aquiana. Y las fotos que lo atestiguan han corrido como la pólvora por las redes sociales, amplificando la fama mágica de una cumbre de la que Enrique Gil y Carrasco ya habló en su novela ‘El señor de Bembibre’, poniendo de relieve las tormentas y temporales que acechaban a la pequeña ermita cada vez que en el calendario mandaba el invierno.
AUGUSTO BLANCO |
Augusto Blanco y Óscar González fueron los primeros en llegar a La Guiana tras las últimas grandes nevadas. Ellos abrieron camino con sus motos de nieve y tuvieron que hacerlo al segundo intento, ya que el primer día que trataron de alcanzar la cima, las condiciones de la nieve hicieron imposible el acceso. De Augusto son las fotos que han conquistado Instagram en el Bierzo y se queda con la experiencia de haber sido el primero en ver el palacio de hielo en el que se ha transformado la ermita. Y no solo esta, también el edificio y las instalaciones de telecomunicación ubicadas a su lado. De hecho, Augusto y Óscar no subieron a la cima de La Aquiana por placer, lo hicieron porque el trabajo mandaba. Ambos se encargan del mantenimiento de las antenas que dan cobertura de Internet a Peñalba de Santiago, Montes de Valdueza, San Adrián y San Cristóbal. «Subimos a quitar el hielo de las antenas y a limpiar las placas solares», explica el autor de las fotografías.
AUGUSTO BLANCO |
«Es impresionante», asegura Augusto. Tan impresionante que parece irreal. Nunca había visto algo parecido. Sí, paisajes nevados e instalaciones heladas sí ha encontrado en su trabajo. Pero lo de La Guiana es excepcional. Tanto que desde que se viralizaron las imágenes, otros han seguido sus pasos. Los más preparados, porque llegar allí arriba sigue sin ser tarea fácil. Hay metros de nieve helada. Tal vez la diosa lo está protegiendo.La estampa es mitológica. Parece de película. Todo está cubierto de nieve petrificada, de un blanco impoluto, como si las construcciones fueran de hielo. Se aprecian los perfiles como si hubieran sido tallados por el mismísimo Bóreas, el dios griego del invierno. También se llama Aquilón o Aquilo si la mitología es romana. Casualidad o no, la raíz de la palabra es la misma que la de La Aquiana. Quizás sea una diosa la que dio forma a tanta belleza.
Lo cierto es que, al margen de cualquier mitología, la realidad es contundente y de nuevo demuestra que es capaz de superar a la ficción. Cruzar bajo el arco helado de la emita de La Aquiana y solo ver un manto blanco y un inmenso cielo azul es un regalo y no divino.
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